“DESACELERACION” del crecimiento económico en el Perú.
De Nilo Meza
Hace 25 años
inició su periplo planetario el famoso, casi popular, “Consenso de Washington”. Con su 10 recetas, inicialmente pensadas para
Latinoamérica en plena crisis de deuda, recorrió el mundo y tiró al trasto todo
aquello que se pareciera a una economía cuyo Estado se había convertido en el
verdugo de la “mano invisible” de Smith.
Con el “consenso…”,
entre otros, se desencadenó la “libre y sana competencia” por los
mercados mundiales, facilitados por los TLC que proliferaron
a lo largo y ancho del mundo. Esa
carrera aún no termina.
En ese marco,
el Perú firmó su TLC con EEUU que, luego de 5 años de “libre y sana
competencia” muestra resultados catastróficos para nuestra balanza comercial.
Esa tendencia podemos encontrar en la mayoría de los TLC firmados con países
destino de nuestra materias primas, salvo con China, aunque su impacto es
devastador para crecimiento interno.
La Política
Comercial del Perú, desde el golpe a la democracia de Fujimori en 1982, aplicó
disciplinadamente la 6ta receta del “Consenso…” y tuvo en los TLC su principal
herramienta, alentando y consolidando nuestro carácter primario exportador,
básicamente de minerales (60% de nuestras exportaciones totales), e ignorando
completamente la necesidad de diversificar sus matrices productivas y
energéticas, no solo por una mínima opción de nacionalismo, sino incluso en
clara inobservancia de la 5ta receta del referido consenso que, expresamente,
recomendaba estimular el crecimiento acelerado de las exportaciones no
tradicionales. Esto hizo Chile, por ej.,
y es menos vulnerable a los precios de sus materias primas que también exporta.
La
“desaceleración”, en ese contexto, no es culpa solamente de los chinos que
deciden comprar menos metales al Perú, impactando en los precios
internacionales, sino de la incapacidad de este gobierno y de los que lo
precedieron, de poner en marcha una política económica que permita reducir
vulnerabilidades que ocasiona ser un productor de materias primas, de lo que la
cursilería, le llama commodities.
Esa “desaceleración”
ha desquiciado a la burocracia dorada que manda en el gobierno. No entienden
que ese es el costo, previsible hasta por el más humilde empresario, de tener
una economía dependiente de la exportación de minerales y no de la voluntad
china de comprar o no comprar nuestras materias primas.
Miguel
Castilla, del MEF, da golpes ciegos, habla mal de los chinos y dice que nuestro
crecimiento será 6% (enero 2014), 5.7% (abril 2014), sin recordar que en 2013
nos endilgaba 6.5% para 2014. Etc. Su colega del BCR, dice que será solo 5%,
pero un asesor de CEPLAN, el americano Barry Hughes, le enmienda la plana a
todos y predice que es altamente probable que nos acercaremos al 4%. Locura
total y, como postre, bronca entre el BCR y MEF.
Jugar
impunemente con indicadores de crecimiento y generar ilusiones diciendo que
somos los mejores de la región, es la estrategia diversionistapara estas
ocasiones. Ocultar los graves problemas
sociales y económicos que encaramos, es el objetivo.
Julio Velarde
del BCR, dice sin ningún empacho, que en febrero tuvimos superávit comercial de
US $ 58 millones. Y solo días después, ADEX, entidad que se atribuye la
autoridad suprema en materia de exportaciones, le enmienda la plana a Velarde
señalando que el primer bimestre, incluyendo “su febrero feliz”, tuvimos un
déficit comercial de US $ 5983 millones. Locura en las alturas del poder
político y económico.
Como se ve en
las estadísticas oficiales, el déficit comercial es una tendencia anual desde que
abrieron de par en par las puertas de nuestra economía para
comprar lo que sea del exterior (con alto VA) y vender orgullosamente
nuestras materias primas; oh Prebich, no te leyeron nunca!
El modelo
económico, o como se llame la forma de gestionar la economía peruana, tiene en
el comercio exterior su principal bastión, no es casual la proliferación de los
TLC con los resultados que vamos viendo, especialmente el suscrito con EEUU,
que luego de 5 años nuestra balanza comercial, luego de ser superavitaria,
ahora es deficitaria con EEUU.
Entonces la
“desaceleración” no puede ser explicada echándole la culpa a otros sin examinar
las causas internas que son mucho más importantes que las externalidades en
nuestra economía. ¿Por qué tenemos que “vivir” de la venta de nuestras materias
primas? ¿Por qué el gobierno actual, y los que lo precedieron, no hicieron algo
que nos libera de esa dependencia primario exportadora?
15 años de
vacas gordas liberales alimentaron todo menos una consistente generación de
condiciones para salir de esa dependencia. En los años 90 y el primer lustro de
este siglo, alimentaron la corrupción sin límites de Fujimori y García, hoy día
alimentan jugosos sueldos de una tecnocracia que no le interesa el Perú.
La diversificación
y cambios sustantivos en nuestra estructura productiva en sus principales
matrices, nunca estuvieron en su agenda.
La venta de nuestros metales y los altos precios era la “sabia” política
económica de los gobiernos de estos 20 años. Ahora que los precios se caen y la
balanza comercial se pone en rojo, gritan y se rasgan las vestiduras echándole
la culpa a China por “desacelerar” su economía, patético y propio de quienes han perdido el rumbo ético de la gobernanza.
En
consecuencia, la “desaceleración” que desquicia a Castilla y compañía no es
responsabilidad exclusiva, ni mucho menos, de quienes ya no nos compran
nuestras materias primas, sino sobre todo de la irresponsabilidad de quienes,
cómodamente instalados en las oficinas del MEF, dejaron que el “Piloto
Automático”, primario exportador, se encargue de la economía nacional.
Lima, 25 de
abril de 2014.