LOS PASOS DE FRONTERA
En
el mundo, el tema de los pasos de frontera es una vieja historia.
Uno
de los primeros anuncios de intervención pública en los procesos de control
fronterizo está registrado en las Directivas del Anexo General del Convenio de
Kyoto, 1974, por las cuales señala la conveniencia de promover la
simplificación y armonización de los regímenes aduaneros del mundo.
Desde
entonces se recomendaba la implementación de controles fronterizos bajo
modalidades derivadas de la yuxtaposición de controles, en las cuales se
generarían condiciones para una administración aduanera cooperativa hasta
llegar a un único control aduanero de ambos países, es decir, un control
integrado.
Ocho
años después, las Naciones Unidas, 1982, propicia la suscripción del Convenio Internacional sobre Armonización de
los Controles de Mercancías en las Fronteras, con el objeto de reducir los
obstáculos a los intercambios comerciales internacionales. Este instrumento, a
la fecha, ha sido suscrito por 55 países, la mayoría de ellos europeos y solo
Cuba de todo el continente americano.
Pero
lo más sustantivo de los esfuerzos por facilitar el control fronterizo, viene
desde 1985 como parte de un trascendental proceso de integración iniciada por
los Estados de Alemania, Francia, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo que
decidieron formar la entonces Comunidad Económica Europea. Estos países, entre otros asuntos, acuerdan
mediante el Convenio de Schengen, suprimir gradualmente los controles
fronterizos en sus pasos de frontera comunes.
El
citado acuerdo dispuso que en aquellos pasos donde aún subsistiera el control
fronterizo, el mismo se realizaría bajo la modalidad de oficinas yuxtapuestas,
evitando con ello la doble parada. El control de vehículos de turismo solo
sería “una simple inspección ocular” en plena marcha y los ciudadanos que viven
en áreas fronterizas comunes podrán transitar libremente por cualquier punto de
la frontera. Asimismo, las autoridades aduaneras y policiales
reforzarían la cooperación entre ellas para luchar contra el fraude fiscal y
aduanero, el contrabando, y el movimiento irregular de capitales.
Todo
ello actualmente es una realidad, ya no solo en los cinco Estados que iniciaron
el proceso de facilitación fronteriza, sino en los 28 países que hoy forman la Unión Europea. Por
tanto, lo que solía ser comercio y tráfico internacional entre los Estados
Miembros, se ha convertido en un comercio y tráfico interno de la Unión.
En
América del Sur, aún cuando lo estamos haciendo con demora, tenemos experiencias importantes tales como del MERCOSUR
+ Chile, la de la CAN ,
y la de países de distintos bloques, que han logrado acuerdos marcos y
específicos, que han facilitado la adopción del sistema de control integrado
por los Estados involucrados.
Ese
dinamismo se inició en 1993 cuando los países de MERCOSUR firmaron el Acuerdo
de Recife y convinieron en implementar centros de control integrado en sus
pasos de frontera. Los más avanzados
sistemas de control fronterizo están en ese bloque, especialmente en las
fronteras de Brasil y Argentina.
En
la CAN , en junio 2001, con la Decisión 502, se acuerda implementar los Centros Binacionales de Atención en Frontera, cuyas expresiones más visibles de concreción están en los pasos
de frontera que comparten Bolivia, Ecuador, Colombia y Perú.
Las
experiencias de estos bloques subregionales, así como las que se vienen
produciendo entre pares de países de ambos bloques, resulta una referencia
sustantiva en este tema. Sin
duda, estos son hitos de un proceso acumulativo
y de capitalización de conocimientos, del desarrollo conceptual y metodológico
sobre el tema, así como administrativo y operativo, que se ha producido en
estos últimos 13 años y que el Perú ha decidido aprovecharlo.
De otro lado, la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura
Regional Sudamericana (IIRSA), soporte técnico de COSIPLAN, es otro gran espacio donde los pasos de frontera adquieren personalidad propia.
En COSIPLAN/UNASUR se ha comprendido
que el desarrollo de la infraestructura es importante, particularmente cuando
se convierte en condición básica de los procesos de integración económica de nuestros
países, cuando permite optimizar la organización y planificación territorial,
cuando promueve el desarrollo productivo y dinamiza el comercio intra regional,
dándole sentido cabal al concepto de Ejes de Integración y Desarrollo (EID).
En esa lógica, con IIRSA/COSISPLAN se logró
posicionar el concepto de integración, generando diversos espacios de trabajo
conjunto que, entre otros, permitieron identificar 531 proyectos de integración
y 31 de ellos incluidos en la Agenda Priorizada de Proyectos de Integración
(API). Sin embargo, la falta de
financiamiento, de difusión, ausencia de mecanismos de seguimiento y
evaluación, el débil o nulo efecto vinculante de los consensos alcanzados en
IIRSA, entre otras dificultades, determinaron una baja ejecución de los
proyectos mencionados.
Esas dificultades, felizmente para
nuestra Sudamérica, han comenzado a superarse con el esfuerzo creciente de
UNASUR y con la nueva dinámica que COSIPLAN le viene imprimiendo a los
Proyectos de infraestructura y desarrollo. Es evidente que los mecanismo mencionados
constituyen una institucionalidad sudamericana mucho más fuerte que los
previos, con claro respaldo político de sus más altas autoridades que generan condiciones suficientes para que sus acuerdos alcancen razonables
niveles de naturaleza vinculante, en un marco de inclusión social, equidad y
participación ciudadana que establece el Tratado Constitutivo de UNASUR.
En ese marco institucional y político,
resulta de la más alta importancia para los objetivos del presente encuentro
promover y participar activamente en el Proceso Sectorial de Integración (PSI)
referido a los Pasos de Frontera. En
este campo es necesario impulsar los estudios y financiamiento que requieren
nuestros más importantes pasos de frontera, actuales y potenciales, no solo en
el campo de la infraestructura de control fronterizo, sino sobre todo de
procedimientos y procesos de control fronterizo integrado binacional que nos
aproximen a la modernidad y competitividad que el Perú requiere en el concierto
sudamericano.
Los
pasos de frontera son, per se, factores fundamentales de articulación de
corredores y de espacios de integración.
No tiene sentido, entonces, construir vías de primer nivel cuando los
pasos de frontera que tiene que atravesar son ineficientes y precarios. son los casos de Iñapari, Desaguadero y el Eje
Vial Nº1, incluidas en carreteras de primer nivel, los pasos de frontera son
verdaderos cuellos de botella que le quitan eficiencia a las vías y puentes
costosamente construidos, erosionando con ello la competitividad del país. Esta constatación resultaría suficiente
argumento para que todos los pasos de frontera vinculados a los EID debieran
ser parte de la API. Pero no siempre es así.
Es por ello que debemos redoblar
esfuerzos para superar nuestras insuficiencias, a fin de estar en las mejores
condiciones para responder a la dinámica de flujos de personas, vehículos y
mercancías desencadenada por el desarrollo de nuestros países, que hoy día
otorgan a nuestra región índices económicos privilegiados, ello ha dado como
resultado importantes inversiones en nuestras infraestructura vial, por ello se
reclama otra mirada, mucho más moderna y pragmática, conveniente a los
intereses de nuestro país en su relación con la región en su conjunto.
Siendo verdad lo anterior, en el caso
del Perú no debe entenderse que estamos promoviendo una proliferación de pasos
de frontera en los más de 7,000 km de fronteras que tiene el Perú con cinco
países vecinos. Los 27 pasos que hoy tiene el Perú pueden ser muchos o pocos en relación a la creciente importancia del comercio
bilateral por carretera y por medios fluviales, pero su atención gradual y
sistemática en el mediano plazo debe ser establecido en estudios que reflejen
objetivamente necesidades de habilitación y requerimientos de recursos para
dicho efecto. Dicho estudio será
realizado en los siguientes meses con una Cooperación Técnica del BID.
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